David MacPherson
Hace exactamente un año (en marzo) comenzó la primera cuarentena de dos semanas en el Perú. Aún recuerdo pensar; ‘¿Dos semanas? No es para tanto’. Las dos semanas se convirtieron en dos meses y los dos meses en dos años; ya estamos, en todo caso, en el segundo año de la pandemia.
En otros espacios he compartido acerca de una manera en que OSA ha respondido a la crisis; proveyendo de un apoyo de emergencia de víveres a más de 30 ollas comunes que han aparecido a lo largo y ancho de Collique. En esta oportunidad quiero compartir con ustedes algunos de los resultados emocionantes de este proyecto y las razones por la cual hemos decidido prolongar el proyecto de emergencia durante todo el año 2021.
Primero, el apoyo de emergencia ha ayudado a más de 2,500 personas por siete meses críticos (junio a diciembre) resistir el embate brutal de la pobreza y la desnutrición. Asimismo, hemos podido demostrar el amor de Jesús a la comunidad de una manera tangible.
Segundo, un siguiente resultado no esperado pero bienvenido ha sido el poder establecer vínculos estratégicos con varias comunidades y asentamientos humanos en Collique y gozar de una creciente buena voluntad de la población hacia OSA y la congregación ‘Luz de Esperanza’.
Tercero, hemos podido establecer vínculos con organizaciones aliadas como el Banco de Alimentos, la Sociedad Bíblica Peruana, y la Liga Bíblica del Perú que será de gran ayuda para el ministerio de OSA durante y más allá de la pandemia. Estamos agradecidos a Dios que nuestra reputación como una organización responsable y capaz sirviendo a los más pobres ha sido significativamente reforzada.
Proveer de víveres a tantas ollas comunes tiene su costo (el año pasado el costo fue de $65,000 dólares) y el plan era concluir el proyecto a fines del 2020, pero estamos continuando a lo largo del 2021 y estas son las razones.
Primero, la necesidad continua. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha estimado que entre febrero y diciembre del año 2020 el porcentaje de peruanos en pobreza ha crecido del 20% al 34% (6.4 millones a 11.2 millones). Aquellas zonas, como Collique, en donde la mayoría de la población participa de la economía informal son aún más afectados.
Segundo, por ahora no hay ninguna entidad, sea pública o privada, que están apoyando a las ollas comunes de manera regular. En el caso que OSA deje de apoyar existe la amenaza real de que muchas ollas comunes no puedan seguir sirviendo a sus comunidades exponiendo a cientos de familias a la amenaza del hambre y la desnutrición.
Tercero, al prolongar nuestro apoyo a las ollas comunes podemos seguir cultivando vínculos con las comunidades beneficiadas que, a la vez, nos abre las puertas para oportunidades de ministerio más significativos. Por favor oren que podamos aprovechar estas oportunidades de manera sabia y enérgica.
De parte de todo el equipo de OSA, en los EEUU y el Perú, y especialmente de parte de los cientos de familias necesitadas en Collique les alcanzamos un muy sentido agradecimiento a todos ustedes que hicieron posible este esfuerzo. Por favor sigan acompañándonos en nuestra labor de seguir compartiendo pan para el cuerpo y el pan viviente para el alma.