La visión de Operación San Andrés nace en el corazón, mente, y alma del Dr. Luis Campos siendo alumno de secundaria en el Colegio San Andrés en Lima, Perú. A los dieciséis años fue inspirado a escribir un llamado a la acción a favor de los asentamientos humanos a las afueras de Lima. Años después, él y su esposa Ruth, motivados por esa visión, crearon Operación San Andrés, juntamente con un grupo de amigos que compartían ese mismo sentir. Como seguidores de Cristo y bendecidos por Dios, los fundadores se fijaron la meta de compartir el amor y compasión de Dios en maneras practicas a favor de las poblaciones marginadas del Perú.

La misión y propósito de Operación San Andrés no gira en torno a una sola persona o grupo de personas. Como organización, buscamos conocer la visión de Dios. Nos esforzamos en respetar la cultura de las comunidades que servimos y a trabajar con calidad para atender las necesidades reales. Hemos aprendido a escuchar a las personas que queremos ayudar, aprender acerca de lo que necesitan, y buscar proveer las mejores soluciones.

Nuestra misión

Aliviar el impacto de la pobreza en el Perú por medio de familias transformadas por el amor de Cristo.

Operación San Andrés asume esta labor con la pasión que nace de un sueño, la disciplina que corresponde a un negocio, y la santidad que ha de marcar un ministerio. Nos sentimos llamados a desenmascarar y responder a la injusticia, opresión, y sufrimiento. Al mismo tiempo, nos esforzamos a abrazar con optimismo nuestro llamado. Trabajamos con el fin de tomar decisiones que aportan y que están basadas en los hechos acerca de cómo, donde, y cuando invertir nuestros recursos y esfuerzos. Somos conscientes que cambios significativos y sostenibles requieren más de una generación. Sabiendo que para progresar se tiene que actuar, estamos dispuestos a reconocer nuestros errores y hacer las correcciones que sean necesarias. Nuestra oración es que nuestro compromiso de buscar la voluntad de Dios nos conceda una voz profética.

Estamos agradecidos a las personas y organizaciones que nos han acompañado a través de los años. Nuestros aliados nos han permitido soñar, financiar, manejar, y adaptar nuestra labor a circunstancias siempre cambiantes. Atesoramos las relaciones y amistades que se han cimentado en Collique, el profundo compañerismo cultivado en nuestros equipos, nuestro equipo de trabajo que labora arduamente, y los muchos voluntarios que generosamente dan de sus recursos, tiempo, y habilidades. Pedimos bendición y protección para todos los que estamos involucrados mientras construimos puentes solidos de comunicación inter-cultural, amistades que perduran, y relaciones de confianza mutua con quienes servimos.